En la introducción hablé de un proyecto literario que estoy llevando a cabo con un par de amigos desde hace más de dos años. Se trata de la web de escritura sopaderelatos.com, donde cualquiera puede registrarse y publicar sus relatos. Me propongo analizar el uso de esta web desde un punto de vista educativo. Pero antes me permito explicar qué es y en qué consiste Sopa de Relatos.

Sopa de Relatos es una mezcla de escritos y escritores. Una red de autores creativos.

Qué es Sopa de Relatos

El actual concurso de Sopa de Relatos es de relatos de terror. La imagen es obra de uno de los escritores. Siempre buscamos la colaboración de todos.

Sopa de Relatos es una web de escritura libre, donde cualquiera puede publicar sus relatos. Tan solo es necesario registrarse y seguir unas pocas y sencillas normas (la extensión de los relatos no deberá ser de más de aproximadamente 1000 palabras, y en caso contrario, deberán dividirse en capítulos que no superen este máximo; no se permiten relatos eróticos o pornográficos; no se permite el plagio; etc.). Una vez publicado el relato, éste será sometido a críticas por el resto de los usuarios, que las verterán en forma de comentarios, siguiendo la web el mismo formato que un blog. Estas críticas son, por tanto, siempre constructivas, y con el único fin de mejorar como escritor y aprender a través de ellas y del propio relato. Sopa de Relatos es, por tanto, la cuna de cientos de escritores aficionados que pretenden crecer como escritores, compartir y mejorar.

Cabe destacar también que los administradores, con el fin de enfatizar y animar a los usuarios, organizamos periódicamente concursos de relatos, normalmente de una cierta temática. De forma que los usuarios que participan, incluyendo a los que no lo hacen, los lectores habituales y los visitantes de la web, pueden votar por el mejor de los relatos presentados al concurso. La votación es totalmente anónima, y el relato ganador es nuevamente publicado como relato destacado, entrando en una especie de “hall de la fama” para los mejores relatos de la web. He de decir que es el relato el que el nombrado ganador del concurso, y no el escritor, aunque se nombra a este último como autor, por supuesto.

Sopa de Relatos desde un punto de vista educativo

Uno de los fines que tiene la web Sopa de Relatos es la de que el escritor mejore y aprenda a través de la crítica constructiva. Es, por tanto, una educación incompleta, debido a una serie de causas:

  • En primer lugar, solo es posible el aprendizaje a través de la práctica, obviando la componente teórica necesaria para aprender a transmitir y expresarse en lengua escrita.
  • En segundo lugar, la comunicación no es a tiempo real, aunque el propio escritor puede interactuar con sus críticos a través del sistema de comentarios.

Siempre buscamos la originalidad. Que el escritor sea creativo y aporte algo nuevo. Que el lector se sorprenda y le agrade lo que lea.

Sin embargo, este sistema tiene múltiples cualidades que compensan de sobra la falta de un modelo de aprendizaje teórico:

  • Por una parte, hemos observado que el sistema de críticas constructivas es altamente eficiente, viendo así que el escritor mejora enormemente la calidad de sus escritos con el paso del tiempo. La experiencia, en este caso, aporta mucho.
  • Por otra parte, el propio escritor, al comentar y criticar los relatos de sus compañeros, también adquiere habilidades, no sólo por el hecho de comentar, sino por el de leer y desmigar el relato en cuestión.
  • Otra herramienta que observamos que funciona es la invitación a los usuarios a competir entre sí a través de los concursos, haciendo que se esfuercen más.
  • Además, y por último, también se han dado casos de relatos escritos entre dos o más usuarios, siendo interesante ver cómo aprenden unos de otros de forma más directa.

 

 

Por lo tanto, Sopa de Relatos es, principalmente, una herramienta educativa a disposición de sus usuarios y, hasta el momento, una fuente de orgullo para sus creadores, entre los que me encuentro.

Hace algunos posts dije que iba a impartir clases de capoeira con niños y adultos durante un breve tiempo. Llevo más o menos un mes con los niños, y puedo decir que he aprendido mucho. Pero para hablar de ello, quiero primero informar brevemente de qué es la capoeira para mí, cómo la descubrí y cómo he llegado a dar clase a niños.

Qué es la capoeira

Según donde se pregunte, la respuesta variará enormemente. Se considera un arte marcial afrobrasileño. Hay quien lo llama baile. Hay quien ve en ello una pelea. Hay quien lo considera deporte. Por lo que yo he aprendido, no es ninguna de estas cosas. Tal y como yo lo veo, el principal cometido de la capoeira es la expresión corporal. Es por tanto, una forma de expresarse corporalmente entre dos personas. Se juega con el cuerpo y se mantiene un diálogo fluido al ritmo de la música. Pero, ¿cuál es la diferencia con un baile? Que tiene componentes de lucha, como ataques y esquivas. ¿Y la diferencia con una lucha? Que el objetivo principal no es pegar al contrario, sino jugar con él (y no contra él) y lograr una expresión más bella.

Claro, que no todo el mundo lo ve así. Popularmente es un arte marcial más. Pero hay que apuntar que apenas tiene reglas. Es por ello que no es considerada un deporte. Es más, en cada escuela, de las múltiples que hay, se enseña de una determinada forma, aunque en las bases sí hay convergencia.

Cómo se practica

Roda de Capoeira

Habitualmente, se juega capoeira en un círculo (llamado roda) que hacen todos los jugadores o espectadores. En el interior, dos capoeiristas intercambian una serie de ataques y esquivas, a modo de hacer ese diálogo fluido del que hablaba antes. En una de las partes de la circunferencia, una batería de instrumentos de percusión dirige el juego, marcando el ritmo a seguir por los jugadores. Según el tipo de juego, podrán ir entrando y saliendo jugadores a la roda.

Cómo descubrí la capoeira

Hace menos de dos años, decidí que quería hacer ejercicio de forma continuada, por lo que barajé varias opciones, entre las que se encontraba la capoeira. Me acerqué a un entrenamiento, por probar, y me gustó. Lo que principalmente me llamó, y me sigue llamando, la atención fue el recibimiento caluroso, la buena sintonía con los compañeros y, lo más importante, la gran importancia que se le da al respeto. Podría decir que el respeto y el compañerismo conforman el «buen rollo» de los entrenamientos. Respeto en el sentido de que nadie intenta ofender a nadie, y de que nunca nadie con más experiencia va a intentar abusar a alguien que tiene menos práctica. El grupo en el que entreno, llamado Grupo Capoeira Senzala, pone especial hincapié en esto.

Los entrenamientos

Los entrenamientos, en los que participo como alumno, consisten en una serie de ejercicios para fortalecer el cuerpo, ganar elasticidad, tonificar y aprender movimientos típicos de la capoeira, es decir, ataques y esquivas. Además, también se entrena la destreza musical, a través del canto y el toque de diferentes instrumentos (entre los que destacan el pandeiro, el atabaque o el berimbau).

Principalmente, aprendemos los movimientos mediante la práctica y repetición de secuencias, en las que se enlazan dos o más movimientos, o incluso un solo movimiento repetido de forma continua. De este modo se puede desarrollar la fluidez y capacidad de cambio e improvisación necesarias a la hora de jugar en una roda.

Claro, que me estoy refiriendo a entrenamientos con adultos.

Mi experiencia con niños

A mediados de noviembre, mi profesor de capoeira, Profesor Caciano, me comunicó que durante los meses de diciembre y enero iba a tener que volver a su país de origen, Brasil. Entonces me ofreció la oportunidad de sustituirle en las clases que tiene con niños en un gimnasio de Boadilla del Monte (Madrid), pueblo donde vivo. Naturalmente, acepté, pues creí, por una parte, que sería una muy buena forma de tener una primera experiencia como profesor, y por otra, valoré enormemente la confianza que estaba depositando en mí.

Actualmente, llevo aproximadamente un mes dando clase a los niños, y puedo decir que he aprendido mucho de esta experiencia. Procedo por tanto, a relatar mis observaciones:

Entrenando con niños, un primer contacto

Las primeras clases las di estando aún aquí mi profesor, dando primero él las clases y más tarde yo, con él presente, de forma que me sirviera de guía, o como unas breves prácticas. Por tanto, me di cuenta rápidamente de las grandes diferencias que hay en los entrenamientos con adultos y niños (hablamos de niños en torno a los 7 años).

Niños y mayores pueden jugar y divertirse juntos.

En primer lugar, es absolutamente inviable pretender que los niños practiquen mediante la repetición exhaustiva de movimientos o secuencias. No porque no sean capaces, sino porque se cansan muchísimo antes, se distraen… En definitiva, que la capoeira es un juego, y en este caso, una ocasión de que los niños se diviertan y desconecten de las obligaciones constantes del día a día. No veo bien que, después de una jornada de colegio, plagada de deberes y prohibiciones, el día se complete con una sesión de entrenamiento repetitivo y cansino. Otra razón es que, cansándose como se cansan, la única forma de que realizaran estos ejercicios repetitivos, sería mediante la obligación. Por lo anteriormente dicho, me niego a ello.

Entonces, ¿cuál es la mejor forma de que aprendan? Muy sencillo, convirtiendo el entrenamiento en un juego. Porque en realidad es lo que es. Pero lo que es un juego para un adulto, es evidente que no tiene porqué serlo para un niño. Por tanto, en este caso, decidí aprender de los que me rodean, en un primer momento de mi profesor, y por otra parte, de mi madre, quien fue durante veinte años profesora de Educación Física en Infantil y Primaria. Por tanto, suelo mezclar juegos de toda índole, incluso populares, con movimientos de capoeira, motivando a que usen estos movimientos para alcanzar el objetivo del juego (como el pilla-pilla, por ejemplo, o una carrera). Llego incluso a usar pelotas de goma.

Entrenando con niños, segunda aproximación

Sin embargo, pronto descubrí que, al hacer ejercicio físico durante cierto rato, y tendiendo en cuenta su edad, los niños también se terminaban cansando, con la consecuente pérdida de atención (se revuelcan por el suelo, no hacen caso, se empiezan a pelear entre ellos, etc.). Y, pasado un rato, prestan más atención a los juegos que a la capoeira. Por tanto, ¿cómo llamar su atención? Pues con una sencilla estrategia que he realizado y que debo decir que funciona. Consiste en otorgarles a ellos las responsabilidades. Me explico: ante la posible pérdida de interes, dándoles ciertas responsabilidades y capacidad de decisión, he visto que los niños ponen aún más interés del que tenían al principio del entrenamiento. Veámoslo con un ejemplo: propongo hacer una carrera de una punta a otra de la sala donde entrenamos, pero una carrera que tiene que tener ciertas reglas. Estas reglas son totalmente configurables y las decidimos los niños y yo. Cada uno de ellos puede poner una regla o quitar otra, al igual que yo. Evidentemente, en un primer momento, las reglas que ponen los niños suelen ser menos «serias», y las mías más centradas en la capoeira. Siguiendo con el ejemplo: en la carrera, el niño 1 propuso que teníamos que ir dando saltos; el niño 2, que diéramos una palmada en cada salto; etc… Y yo propuse que después de cada salto y palmada se hiciera una voltereta lateral (movimiento típico de capoeira, llamado en esta disciplina «aú»). Si a todos nos parece bien, comienza la carrera. Cuando termina, las reglas se ponen a cero, y se vuelve a decidir. Mi sorpresa es que, no sólo funciona, sino que al final son los propios niños los que terminan proponiendo movimientos de capoeira. Es decir, que cuando el niño tiene capacidad de decisión, y por tanto, una cierta responsabilidad, se implica a niveles insospechados.

Conclusión

Como conclusión he de manifestar una serie de cosas:

  1. Que los niños tienen que divertiste aprendiendo y aprender divirtiéndose.
  2. Que la obligación no contribuye ni a que aprendan ni a que se diviertan.
  3. Que los ejercicios que parten de su propia voluntad son mucho más efectivos que cualesquiera otros.
  4. Y lo que más me ha impresionado, que quien más está aprendiendo con esta experiencia soy yo.

Axé!

Descubro una charla de Ken Robinson en el TED. Habla de cómo las escuelas pueden acabar con la creatividad de los niños y de cómo el proceso educativo en general afecta al desarrollo de habilidades desde niño a adulto.

Muy interesante. Un gran orador.

El vídeo está en dos partes. Creo que no necesita más descripciones:

Hoy quiero hablar de un libro que me ha resultado revelador. Se llama «La Constante Macabra», del profesor universitario francés André Antibi.

Antibi hace una reflexión y se pregunta qué motiva a los estudiantes a aborrecer asignaturas como Matemáticas. Él es profesor de ingeniería e investigador de la docencia de las ciencias, y se ha dado cuenta de que en muchas ocasiones, en la gran mayoría, hay una serie de patrones que se repiten de profesor en profesor. El lo que el llama la «constante macabra», o cómo un profesor pone siempre las mismas notas, consciente o inconscientemente. Más bien adrede o no.

¿Las mismas notas siempre? Sí, siempre un porcentaje similar de suspensos, aprobados, notables y sobresalientes.

Pero esto… ¡Es absurdo! No, lo cierto es que es real. Y ocurre tanto en secundaria como en la universidad.

Razones por las que ocurre esto:

· Por estatus social en la comunidad docente. A menudo un profesor cree que su asignatura tiene más nivel si tiene un mayor número de suspensos. Incluso los alumnos asumen esto. Así, por tanto, es impensable que apruebe sólo un 50% la asignatura Educación Física, mientras que es asquible que esto pase en Física y Química.

· Por presión de la comunidad docente. Un profesor de una asignatura afectada por al constante macabra no se permite el lujo de ir contra corriente y, al contrario que sus compañeros, aprobar a un porcentaje inusual de personas.

· Por educación: el círculo vicioso. A menudo el docente se comporta con sus alumnos como se comportaron con el sus profesores cuando él mismo era un alumno. Por tanto, entra en un círculo vicioso del que es improbable salir. Sus alumnos algún día serán profesores cuyas referencias serán docentes como éste. Es análogo a lo que pasa con las novatadas («si a mí me las hicieron, ¿por qué no las voy a hacer yo? ¡Es tradición!»).

Es interesante reflexionar sobre este tema y la repercusión que tiene sobre los alumnos. Antibi propone que prescindamos de la constante macabra. En realidad, una asignatura tiene una única finalidad: aprender. Sin embargo, esto es contradictorio con lo que averigua Antibi: que en una mayoría de casos las notas se reparten.

¿Y si hay una clase de alumnos excepcionales? La constante macabra aparecerá y hará de las suyas. El reparto de notas acabará con la motivación de muchos alumnos potencialmente brillantes. ¿Y si hay una clase de alumnos horribles? ¿Se atreverá el profesor a suspenderlos a todos? Nuevamente, en una mayoría de casos, no. El reparto se mantiene. Por eso se llama constante macabra.

Seguramente, muchos de los que lean esto se sorprendan. Otros se darán cuenta de que han sido víctimas de la constante macabra toda su vida académica. Y no pretendo con esto decir que la solución es aprobar a discreción, sino dedicarnos por completo a enseñar de forma justa. Proponer una serie de pasos para aprobar y actuar en consecuencia. El libro de Antibi ofrece casos demoledores: profesores que, viendo que tienen buenos alumnos, ponen preguntas más difíciles. Otros que ponen problemas irrealizables, o extremadamente largos. Profesores que realizan malabarismos para mantener su porcentaje de suspensos invariable. Escalofriante, pero cierto.

Recomiendo encarecidamente el libro de André Antibi. «La constante Macabra», editorial Rompecabezas.

¿Qué es educar?

Publicado: lunes, 15 noviembre, 2010 de Yizeh en General
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Voy a hablar desde mi único y particular punto de vista e intentar responder a la siguiente pregunta: ¿qué es educar? ¿Qué es la Educación?

Pues bien, para mí educar es un intercambio de experiencias en el que una persona transmite a otra una serie de conocimientos, valores, procedimientos e impresiones. A su vez el enseñante adquiere destrezas y afina su método educativo. Sin hablar de la satisfacción que obtiene si la enseñanza es exitosa. Por tanto, yo no concibo la enseñanza si no se disfruta. Y eso va tanto por el que enseña como por el que es enseñado. La enseñanza nunca será exitosa si no le gusta a quien la imparte. Y por supuesto, si no le gusta a quien la recibe.

Pero, ¿quién ha estado siempre a gusto con la enseñanza que recibía? ¿Quién no ha odiado nunca una asignatura? ¿Y quién no ha aborrecido nunca a un profesor? ¿Significa esto que en todos estos casos la culpa de que no nos guste lo que estudiamos es del profesor o del alumno? La respuesta es bien sencilla: no. No tiene porqué. Hay excelentes docentes y docentes mediocres. Sin embargo, no existe ni probablemente exista un cien por ciento de éxitos. Y me atrevo a decir que esto se cumple en muchas disciplinas (si no todas), y no sólo en la docencia.

¿Qué falla, entonces? Miles de cosas. De entrada, el sistema educativo actual tiene una falla de base: todas las asignaturas son obligatorias. O casi todas. Al menos en primaria y secundaria.

Por tanto, imaginemos el siguiente caso: el alumno X, de secundaria, brillante en dibujo, literatura, deporte, pero mediocre en matemáticas. Por mucho que se esfuerza, no logra aprobar esta asignatura. Finalmente, la da por perdida. Es entonces cuando dirá la bien sabida frase: «yo odio las matemáticas». Su padre o madre se acercará a él un día y le preguntará: ¿X, tú qué quieres ser de mayor?». X contestará: «yo quiero estudiar Bellas Artes» o «yo quiero estudiar un ciclo formativo de diseño» o «yo quiero trabajar en una tienda de cómics». Es decir, el alumno X jamás va a necesitar las matemáticas propias de la secundaria. Obviamente, necesitará ciertas destrezas aritméticas que TODOS deberíamos de tener. Sin embargo, ni en Bellas Artes, ni dedicándose al diseño, ni trabajando en una tienda necesitará saber lo que es un vector, una matriz, una derivada o una integral. Pero, por supuesto, esto es una barbaridad (a ojos de la sociedad). ¿Cómo va a dejar alguien de dar una asignatura como matemáticas?

Tengamos ahora el siguiente ejemplo: el alumno Y, estudiante de bachillerato. Quiere estudiar una carrera científico-técnica, como Informática, Física o Telecomunicaciones. Pero Y tiene antes que superar una dura prueba: 1º, 2º de Bachillerato y Selectividad. En ambos cursos y en Selectividad hay que superar las siguientes asignaturas: Historia, Lengua y Literatura, Historia de la Filosofía. Ni que decir tiene que en ningún momento en una carrera técnica se estudiará ninguna de estas materias. Es más, tampoco le van a exigir en ninguna asignatura de la carrera el conocimiento de estos temas. Por tanto, ¿para qué se estudia? Podría emplearse el tiempo de estas asignaturas en formar más eficientemente al alumno para lo que realmente le interesa. Un purista dirá: «no, porque el alumno tiene que conocer la historia de España», por poner un ejemplo. Pero oiga, que hay miles de alumnos que no cursan Bachillerato, y por extensión, estas asignaturas, y sin embargo nadie puede decir con absoluta certeza «han desperdiciado su vida», «jamás van a encontrar un trabajo» o «son infelices».

Y es que he intentado responder a la pregunta de qué es educar. Pero hay una mayor, y es ¿para qué sirve educar? Lo que origina una respuesta bicéfala. Por una parte, para lo anteriormente dicho, para aprender enseñando y enseñar aprendiendo. Por otra, para alcanzar un objetivo evidente, pero que a muchos se les ha olvidado: ser feliz. ¿No es el objetivo primordial de toda persona? Ser feliz, con todo lo que ello implica.

¿Y cómo ser feliz? Intervienen muchos factores, desde luego. Pero los educadores deberíamos tener en cuenta nuestra responsabilidad. Cuando un alumno puede elegir, sea una carrera (y con carrera me refiero a toda la época estudiantil), o una forma de vivir, el alumno tiene un camino casi asegurado hacia sus objetivos. Hagamos que los alumnos vivan encadenados y obligados a hacer lo que no quieren y a estudiar lo que les disgusta.

Como ejemplo, la escuela Summerhill, en Reino Unido. Probablemente su fama le preceda. En ella los alumnos pueden escoger libremente todas las asignaturas, ¡e incluso pueden no ir a ninguna, si así lo quieren! Y pese a lo que todos pensarían, en esa escuela casi todos los niños terminan apechugando y yendo a clase (y digo casi, porque, repito, el éxito nunca es del cien por cien en ningún sistema, por mucho que se obligue a estudiar). Incluso se da la posibilidad de que los alumnos preparen el examen de ingreso universitario, obteniendo siempre muy buenos resultados. Pero, por supuesto, sólo los preparan quienes realmente muestran interés. De esa escuela, fundada por A. S. Neill, han salido todo tipo de profesionales, universitarios, albañiles, actores, profesores, artistas, científicos, y un largo etcétera. Pero, pese a que no puede presumir de lograr que un alto porcentaje de alumnos terminen estudiando una carrera universitaria, sí puede presumir de que casi el total de los alumnos, al salir de la escuela, son felices, elige nsu propio camino. Se puede deducir de esto que el principio «la libertad da felicidad» también funciona en la educación. En el caso de Summerhill, su principal dogma es que el niño es bueno por naturaleza, y que va a saber amoldarse a las responsabilidades que se le presten. En la sociedad actual, pasa justamente lo contrario. Quien lea estas líneas pensará «qué barbaridad, si mi hijo pudiera elegir, no iría a clase». Pues sí, dejaría de ir a clase, pero no olvidemos que su hijo ha sido educado en una sociedad que no espera más de él. Es otra de las tesis de Neill, que el niño tiene que aprender a elegir desde pequeño, pues las circunstancias sociales le afectarán más cuanto más tiempo haya estado en esa sociedad. Es decir, que el niño que llega a Summerhill con quince años no responde igual que el que llega con ocho.

 

Escuela de Summerhill

Entonces no deberíamos dejar que los chicos de hoy decidieran, ¿no? Ya que les hemos enseñado y amoldado a la idea de que todo está establecido. Pues no, podemos hacer que elijan, progresivamente, cada vez más. Y así evitar, no sólo el gran fracaso escolar de hoy en día, sino que además provocaremos que los alumnos de hoy sean gente feliz mañana. Y sobretodo satisfechos con su propia vida. Con sus propias elecciones.

Para quien quiera saber más sobre la escuela Summerhill, le recomiendo los libros:
· «Summerhill, un punto de vista radical sobre la educación de los niños»
· «Hablando de Summerhill»
Ambos son de A. S. Neill, fundador de la escuela y director de ella hasta su muerte, en los años 70. Muy recomendables, en ellos trata los éxitos y fracasos de su escuela, así como mil ejemplos de cómo los alumnos respondieron a su sistema, mayormente positivos.

Más adelante dedicaré una entrada a esta escuela y su revolucionario y controvertido método.

BIENVENIDOS

Este pretende ser un blog sobre Educación, donde voy a expresar mis más profundas inquietudes e interrogantes sobre este tema.

Empezaré hablando un poco sobre mí.

El autor:

Me llamo Yizeh Castejón Jiménez, tengo 24 años (febrero del ’86) y soy alumno de 1º del Grado de Pedagogía de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Previamente, estudié Física en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), carrera en la que curso 5º de la Licenciatura, y añado: terminaré en febrero de 2011.

Mis experiencias en la docencia son y no son escasas. Siempre ha sido un tema que me ha apasionado. Empecé a dar clases particulares con 18 años. Siempre de Física, Química y Matemáticas, y siempre a alumnos de Secundaria y Bachillerato. Actualmente, sigo impartiendo clases particulares, lo que significa una experiencia de más de 6 años.

Fuera de las asignaturas convencionales, mi única experiencia profesional con grupos de más de un alumno será en el terreno deportivo. Durante un acotado espacio de tiempo (diciembre de este año y enero del próximo) impartiré clases de Capoeira, disciplina de la que soy aficionado, a dos grupos, uno de niños de 8 años, y otro de adultos, que comprenden desde adolescentes (15-16 años) hasta personas de edad madura (en la cincuentena).  Más adelante dedicaré una entrada a este tema, contando cómo me pareció la experiencia.

El blog:

Educación Educativa nace como parte de una de las tareas que nos propone la asignatura Sociedad del Conocimiento, Tecnología y Educación, de 1º del Grado en Pedagogía de la UNED. En esta tarea tenemos que desarrollar un blog cuya temática sea, y cito textualmente:

•Un BLOG para mejorar el aprendizaje de futuros/potenciales estudiantes de enseñanzas regladas mediante la participación activa en el mismo, en el caso de los estudiantes del Grado de Pedagogía. Un BLOG para mejorar cualquier ámbito de trabajo propio de la Educación Social (educación de personas adultas, personas con riesgo de exclusión social, educación no formal, etc.) en el caso de los estudiantes del Grado de Educación Social.

•Un BLOG para intercambiar experiencias didácticas, socioeducativas o metodológicas con otros colegas sobre contenidos propios del Grado respectivo (a la elección del estudiante).

Me decantaré por una mezcla de ambos puntos, además de hablar de cosas que me parecen interesantes, siempre relativas a la educación y la docencia. Y siempre desde un punto de vista crítico y valorativo.

Sobre los elementos que conforman el blog, voy a enumerarlos:

  • Un buscador: quizás no muy útil de cara al lector accidental, dada la temática tan específica del blog, pero mi experiencia en otros blogs me dice que nunca está de más.
  • Mi perfil: para conocer al autor del blog, ya que esta entrada no estará visible por los tiempos de los tiempos.
  • Listado de autores: en un tiempo seremos dos autores, pues es requisito de la tarea.
  • Suscripción por correo electrónico: para que el que esté interesado reciba en su correo las actualizaciones del blog.
  • Últimos comentarios: los últimos comentarios de los autores y visitantes, así como las entradas donde se han escrito.
  • Calendario: una forma de control de la actualización periódica. En principio será semanal.
  • Páginas: un listado con las páginas del blog. Es posible que este widget desaparezca más adelante, pues esta plantilla habilita el visualizado de las páginas a través de una barra horizontal en el encabezado.
  • Nube de etiquetas: una forma de encontrar un tema de interés y leer todo lo que se ha escrito que lo contenga.
  • Otros proyectos: banners sobre otros proyectos en los que trabajo, como Sopa de Relatos, web dedicada al aprendizaje de la escritura (narrativa, poesía) a través de un simple método: la crítica y corrección por parte de los demás usuarios de la web. Soy el creador y administrador de este proyecto.
  • Listado de blogs que sigo por sindicación RSS: últimas entradas de los blogs que sigo.

Es posible que el orden de estos apartados cambie con el tiempo, incluso que aparezcan nuevos y desaparezcan otros. Un blog es un espacio en evolución constante.

Además, en la parte inferior de la página, he incluido un contador de visitas y links que me sirven a mí, para la administración; y para los visitan el blog, RSS de las entradas y los comentarios.

Sin más dilación, me despido. Espero que este Educación Educativa sea del agrado de todos.

¡Un saludo!